viernes, 2 de noviembre de 2012

EN CAMBA, EL SACRIFICIO ES LEY


Por Martín Ortíz
Cuando ese increíble árbitro de fútbol llamado Fernando Velarde pitó y marcó la derrota, varios jugadores de Camba  quedaron hincados o tirados en el suelo. No fue caprichoso. Era todo un símbolo. De este momento. Y de cómo los jugadores siguen sintiendo fortaleciendo una causa. Pero también esa causa los sigue desgastando.
 El desgaste se siente en el día a día, pero cuando llega la hora de los partidos, los jugadores representan su orgullo en la cancha. Entregando todo, y ponen en cada rincón del
terreno, una gota de sudor que justifica la causa.
 El fútbol ausente
 En el primer tiempo en Loma Hermosa vimos un Cambaceres inconexo, con jugadores muy distanciados entre sí, y obligados al pelotazo por dicha distancia, que le permitió a la defensa de Jota Jota ir de menor a mayor.
 J.J Urquiza hizo méritos para ir ganando. Aunque los haya gastado todos en el primer tiempo. Donde contó con un sistema ofensivo compuesto por jugadores de muy buen pie, que le permitieron herir a la defensa roja en cada ataque. Liderados por un Santibáñez que no solo convirtió el único gol del partido de manera formidable, sino que marcó el camino de su equipo hasta que pudo, con total inteligencia.
 La única sociedad futbolística del Rojo durante ese primer tiempo fue la de Brian Martínez y Jorge Casanova. Ambos, por capacidad de maniobra y dominio del balón, fueron los mejores dentro de un conjunto que no funcionaba como tal. En el segundo tiempo, se les sumó Elías Di Biassi, por eso hubo cierta levantada general, más allá de que fue más producto del empuje que de otra cosa.
 Entonces que faltó? Lo dicho sobre todo en el primer tiempo. Más sociedades, más conexión. Más jugadores agrupados para jugar en los mismos sectores. O para progresar en la cancha con balón dominado, y sin tantos “bochazos”. Cuando lo hizo (una vez en el primer tiempo que terminó en remate de Kissner, y 3 o 4 en el complemento), lo hirió a Urquiza. Que extrañamente salió a jugar el segundo tiempo como si no lo fuese ganando. Abierto, buscando el segundo gol y arriesgando a ser empatado.
 El esfuerzo no se negocia
 Enzo Pelosi y Nicolás Kissner no fueron lo que pueden ser. Es verdad que el equipo no los abasteció, pero ellos mismo no pudieron sintonizar la frecuencia individual que muchas veces disimuló las carencias del resto. Además, cuando Pelosi estaba levantando, Abeledo decidió cambiarlo. Y el paraguayo Clementito González no fue solución. Es más. Le quedaron 2 pelotas adentro del área y resolvió mal en ambas, con remates defectuosos.
 Jones y Calabrese cumplieron. Sin destacarse. El primero de menor a mayor. Tal vez recuperando de a poco el ritmo futbolístico que aun no tiene. En el primer tiempo se lo notó distante. Pero en el complemento empujó adelantándose y hasta habilitando con inteligencia a sus compañeros de ataque. Lo de “Cala” debe observarse aún con menos lupa. Porque volvió a jugar en una posición que no es la suya, y después de muchísimo tiempo. Ocupándose más del trabajo táctico y de la ocupación correcta de los espacios, que del juego mismo.
 El otro punto altamente destacable es el de Alberto Lobato. Era una gran incógnita, y respondió satisfactoriamente. Porque en las primeras no se complicó nunca, rechazando sin vueltas cada pelota que traía olor a peligro. Y luego fue creciendo en confianza, cortando y jugando, para que el debut, más allá del resultado, le dibuje una sonrisa.
 Pero más allá de los vaivenes en el rendimiento, de los matices y las distancias, algo es ley en Camba. El esfuerzo no se negocia. Y se nota en cada jugada.
 Le faltó continuidad de juego. Aunque le sobró coraje. El mismo que ofrecen estos jugadores yendo a entrenar sin cobrar, y continuando con esta compleja causa llamada Cambaceres. Esperando soluciones. Que van más allá del campo de juego y de los resultados. Tienen que ver con la dignidad. Y con terminar de una vez por todas, con estas historias insostenibles de sueldos atrasados, huelgas y viajes interminables.