Por MARTIN PERTIERRA
(Radio La Redonda)
CIEN. Cien no son para cualquiera, Rojo. Defensores, para los ensenadenses de ley. Cambaceres, para los muchísimos platenses que lo tienen guardado en sus simpatías. Ha pasado un siglo, han pasado emociones, crecimiento, y algunas penas, claro, de esas que nunca faltan y ayudan a forjar el temperamento.
Descubrí a Camba muy de pibe, cuando en los desayunos domingueros en la casa de mi abuelo materno me leía las crónicas de los partidos en el Diario El Día. Como yo, él tampoco era de Ensenada. Pero nos poníamos contentos cuando ganaba, de lo que uno se enteraba al día siguiente al partido. No había radios, seguimientos partidarios, internet ni redes sociales que arrimaran antes la información. Tanto pedí que en el 81 me llevaron al Bosque a verlo contra Chacarita, un feriado. Llovió como nunca y el partido no se jugó. El debut tuvo que esperar hasta un sábado contra Colegiales.
Ya para el 83, entrando en la secundaria, ya me autogestionaba el viaje en el 275. Así vi a Patota Potente, a Letanú y al Piojo Zibecchi gastando los últimos cartuchos. Un primer clásico en el 84, que el Rojo ganó 3 a 1. El ascenso y un crecimiento que incluyó a Don Miguel Ignomiriello, a Daniel Arrambide, a José Luis Calderón, al Rapi Acevedo, al Mencho Mena, a Pablo Casado… También a José Riccione, justo es reconocerlo.
Después llegaron los años de periodismo. Trabajo es trabajo y si la mano viene mal se dice y punto, guste o no. Hoy prefiero agradecer aquellos sábados de adolescencia llenos de ascenso que me mostraron un mundo distinto al de las marquesinas de Primera. ¡Feliz Centenario, Cambaceres!