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La platea se pobló de varios entrenadores. Algunos fueron a ver algo de fútbol, otros a ver que pasaba. Lo cierto es que la presión era mucha y Borgarelli salió airoso. Ni bien terminó el partido, se dirigió raudamente al túnel. Se abrazó con un colaborador y con un dirigente. Y se marchó a los vestuarios.
Y después atendió a la prensa: “A nosotros nadie nos había dicho que este era el último partido si perdíamos. Y confío en la inteligencia de los dirigentes para no interrumpir este proceso. No merecíamos irnos por la puerta de atrás y por suerte Dios nos volvió a dar una mano”.
Lalo luego comentó que “me voy conforme con lo que hizo el equipo, ganándole claramente a un equipo que está arriba. Estos jugadores se pueden mirar a los ojos y no se pueden reprochar nada”.
Luego mandó un mensaje: “Cambaceres no es un club para cualquiera. Es un club muy difícil. No me molesta que haya técnicos que se ofrezcan o vengan a ver el partido. Esto es fútbol y cada uno sabe lo que hace”.
Ahora Borgarelli tendrá unos días de tranquilidad hasta que el sábado visite a Barracas Central, desde las 17. Si saca un resultado positivo, logrará tranquilidad. Pero si pierde, ¿qué pasará? Los teléfonos estuvieron a full en estos últimos días…