Muchos hinchas en Ensenada siguieron expectantes el desarrollo del encuentro por la Copa Argentina a través de la 89.7. Cantaron, gritaron, sufrieron y se amargaron con los penales.
Pero el sentimiento de amor hacia el Rojo fue más fuerte porque luego salieron por las calles a gritar su pasión y se concentraron por algunos minutos en la esquina de Bossinga y Presidente Perón. Le pusieron el pecho a la adversidad y gritaron un largo rato por su querido Defensores.