Decepcionó el juego del equipo nacional. No encontró las
variantes necesarias para romper el cerrojo iraní y varios jugadores estuvieron
por debajo de su nivel. Los minutos fueron pasando y el once de Sabella no
hallaba el camino. Para colmo, Romero salvaba un par de ataques del adversario.
El 0 a 0 parecía consumarse, hasta que Messi, que poco había hecho, frotó la lámpara
y sacó un golazo de la galera.
De todas maneras, el preocupante nivel exhibido por el equipo no puede taparse por el resultado. Argentina tiene mucho para mejorar para ser candidato. Hasta ahora, en juego está en deuda.