“Disculpame,
hablamos mañana después del entrenamiento”. Fue la frase que pronunció un
Fabián Lisa apesadumbrado cuando dejó el vestuario de Defensores de Cambaceres
y se dirigió al micro que transportó a la delegación del Rojo hasta la cancha
de Dock Sud. No había ánimo tras la dura derrota. Los mismos jugadores se
fueron en fila india hacia el ómnibus masticando amargura por la caída. Por
primera vez en el torneo, Lisa prefirió llamarse a silencio y analizar más
profundamente lo ocurrido antes de hacer una declaración pública.
Está claro
que la goleada y el presente deportivo golpeó fuerte en la tarde de hoy.