Varios
allegados al Rojo recorrieron los 150 kilómetros que separan a Ensenada de
Mercedes y se ubicaron en una pequeña cabecera junto a un grupo de dirigentes y
algunos jugadores que no formaron parte de los 18 que ingresaron al campo de
juego. Siguieron con muchas expectativas las acciones y no faltaron algunas
voces de aliento. Un grupo llegó temprano en una combi y comió un asado en el
Parque Independencia donde se emplaza el estadio.