Parece
ser que el entrenador del Rojo, Alvaro Pereira, más allá de su intenso trabajo
semanal, es amante de las cábalas o de las costumbres, como diría Carlos
Bilardo. Y eso se vio reflejado en el almuerzo previo del plantel. A diferencia
de otros encuentros donde la comida se había servido en la sede social y el
Rojo no había podido ganar en su casa, en esta ocasión los jugadores almorzaron
en el Polideportivo del estadio. Los tallarines fueron el plato central, pero
las tartas fueron reemplazadas por empanadas de jamón y queso. Creer o
reventar,Camba volvió a triunfar en su
cancha.