Los 34 grados que
promediaron la mañana en el barrio El Retiro se sintieron con fuerza e
incidieron en el trámite del encuentro. Quienes no formaron parte del encuentro
buscaron un lugar en la sombra y en cada etapa el árbitro debió parar las
acciones para que los jugadores se refrescaran. El verano no da tregua y los
jugadores lo sufrieron.