Desde su ingreso a AFA en 1957, el Rojo nunca jugó (si leyó bien, nunca) 48 encuentros en una misma temporada. Esta desproporcionada maratón de cotejos ininterrumpidos (seis fechas también se jugarán a mediados de semana para llegar hasta el final de noviembre) no tiene antecedentes para la institución ensenadense.
Veamos la evolución en el tiempo: en los finales de los 50, en su ingreso a AFA en la D, se disputaban unos 22 cotejos por año. Cuando logró el ascenso en 1959 a la C, la cifra en esa década promedió los 34 cotejos anuales. Hubo un año, en 1969, que se disputaron torneos Clasificación y Reclasificatorio, pero con 37 fechas.
Ya en la década del 70, en la D, el promedio era de 30 jornadas y volviendo a la C por 1976 empezó a disputar una normal competencia de 38 fechas. En 1984 cuando alcanzó el nuevo ascenso a Primera C fueron 32 encuentros. Y llegando a la temporada 87/88 encontramos lo que era la marca histórica jugada por Defensores en un año calendario. En esa ocasión jugó las 38 fechas de la fase regular y 6 partidos del reducido, donde perdió la final con Defensores Unidos, totalizando 44 presentaciones.
Para el 89/90, con reducido y siendo finalista y todo, la cifra bajó a 42 partidos y el año del título 90/91 debió atravesar 36 batallas para el primer ascenso a la B. Y en esa categoría la media anual se situaba en 34-36 cotejos.
Hubo un torneo largo en 2001/02en la B que llegó a los 42 cotejos, con 22 equipos participantes. Y la misma cantidad se repitió en 2003/04.
Y la temporada 06/07 volvió a llegar a la cifra de 44 encuentros , con los 42 de la fase regular y 2 de la promoción con Argentino de Rosario.
Después la cifra fue bajando y un dato concreto es lo que ocurrió en los últimos tres años tras la pandemia: jugó 26 cotejos en 2021, la misma cantidad en 2022 y 30 el año pasado.
Habrá que estar preparados física, futbolística y económicamente para jugar un torneo que no convence a nadie y que es un disparate más de este vapuleado fútbol argentino.