El miércoles laboral complicó la concurrencia de los
hinchas del Rojo al “12 de Octubre”. No es nada sencillo, más en estos tiempos,
dejar el trabajo para ver un partido de fútbol. Estuvieron los que pudieron
hacerlo. Aquellos socios sin ocupaciones por la tarde y los vitalicios de
siempre en la tribuna de cemento lateral. Y la barra, como siempre, ocupando la
cabecera de la calle Quintana, con el colorido de sus banderas y aliento
incesante durante el encuentro.