Por FRANCO PICATTO
Cambaceres naturalizó golear y asumir protagonismo sin creerse menos que nadie. Ese cambio de mentalidad se lo debe al cuerpo técnico actual, pero la fe siempre tiene revelaciones reservadas para aquellos que tiran la pelota afuera cuando se presentan casualidades de origen místico.
Se debían un comienzo así, lo prometieron de esta manera como hubiese pretendido el querido “Ruso”. Los preceptos que supo inculcar en su ciclo traspasaron los límites que nos separan del paso a la inmortalidad.
El destino, cruel e implacable, tiene un contrincante que sabe que el límite es el cielo, y cuenta con un aliado inseparable. Prueba de ello es la fabulosa presentación de Cambaceres en un nuevo certamen de la Primera D. Cinco goles que pudieron ser más y la ratificación de una vigencia del estilo que sólo se empañó por el ascenso frustrado en la temporada pasada.Con esta rutilante goleada, el “Rojo” evidencia la reacción anímica luego del cimbronazo que significó la muerte del DT en ejercicio. Claro que el sucesor “Nacho” González reúne las condiciones para darle continuidad al proyecto, pero este equipo tiene un deber pendiente en la conciencia colectiva. Esos días junto al “Ruso”, su vocación y entrega por el club formó una simbiosis fortalecida desde la tragedia. El duelo por la pérdida generó desconcierto por la conmoción pero nunca se desvió ese perfil que moldeó Da Ponte. A partir de esa identidad lograda, los refuerzos comprendieron la profundidad de una causa común.
Luego de un primer tiempo dónde Cambaceres logró la ventaja de manera prematura a través del número 5, “Oso” Coronel, el elenco local buscó apostar a la circulación de pelota ante un rival que no contrarrestaba ese juego. En la segunda mitad, la inercia del planteo inicial iba a decantar en una goleada apoteósica con presentaciones en la red, como el caso del refuerzo Lautaro Cossio. El ex Claypole se mostró como un socio confiable para Elías Torancio en la delantera. La base está y si el “Ruso” está con nosotros, ¿quién contra nosotros?. Goleada y a pensar en Argentino de Rosario.