Nadie quería perderse un partido que era determinante para el futuro. Por eso el viaje a Pilar mostró una mayor cantidad de dirigentes y allegados que los que suelen ir cada vez que el Rojo juega como visitante.
Algunos directivos acompañaron al plantel en el colectivo de la Municipalidad de Ensenada desde la concentración en Regatas, otros lo hicieron en vehículos particulares.
Tampoco faltaron algunos allegados y familiares que se dieron cita al estadio Municipal de Pilar.También hubo
presencia de simpatizantes del Rojo, que en algunos pasajes alentaron al equipo
y lo despidieron con aplausos.
El grupo, en
número cercano a los ochenta, fue
ubicado en la amplia tribuna lateral de cemento, frente a la platea y las
cabinas de transmisión.