La última presentación del Rojo
en su casa había sido épica por la remontada ante Puerto Nuevo. Pero también
porque lo hizo en un campo de juego cubierto por muchos sectores de agua y en
un estado pocas veces visto. Tras ese
encuentro, a los pocos días jugó la reserva y el fin de semana lo hicieron tres
divisiones juveniles. La cancha está muy despareja, con desniveles y con escaso
césped. Para mejorarla se necesitan dos cosas: pararla un tiempo y hacer una
inversión muy costosa desde lo económico, algo que no ocurrirá por el momento.
Los jugadores deben adaptarse a esta circunstancia donde es muy difícil poder
pretender un juego atildado.