En ese sentido ya hubo conversaciones con algunos técnicos, cuyos nombres por el momento se manejan con hermetismo.
Los dirigentes deberán evaluar detenidamente en el momento de la elección para no cometer los errores del pasado.
Que tenga un cierto conocimiento de la categoría, experiencia en el cargo, personalidad para manejar el grupo y visión para elegir los jugadores ideales deberían ser requisitos indispensables.
El Rojo no se puede dar el lujo de improvisar en el cargo. Debe achicar el margen de error al mínimo indispensable, sabiendo que el fútbol es gobernado por los resultados.
Las decisiones, acertadas o no, que se tomen en las próximas semanas pueden marcar el rumbo deportivo del 2026.
El Rojo debe recuperar el protagonismo y los dirigentes son responsables excluyentes, con sus decisiones, para que ello ocurra. Las culpas de las buenas o malas campañas no son solamente de técnicos o jugadores. Son de quienes los eligen. Y ahora no se puede errar.