Por Jorge Daniel Testori
Una tarde-noche de verano, 20.30 horas o un poco mas, yo estaba esperando en la puerta del Club Defensores de Cambaceres, aburrido, la llegada de algún amigo.
Años 70 y pico, gobierno militar.
Adentro unos parroquianos en el buffet, pelotaris jugando en el trinquete y en esa velada que podía haber sido un viernes, las esposas de los deportistas mirando el partido desde el share y esperando que finalice para cenar en grupo.
Para un colectivo frente a mi y a primera vista con pasaje casi completo.Bajan varios policías con armas en mano, me llevan al interior del club, intentan detener a los pelotaris y a sus mujeres pero algún agente los reconoce y como eran personas mayores desisten, pero arrestan a los otros presentes.
"Yo pago los boletos" dijo el viejo Alfredo jocoso sentado en el primer asiento, experimentado sufridor de razzias.
Todos al cromi, ni documentos pidieron.Prosiguió el tour por otros clubes levantando incautos, subieron a unos pibes en la Plaza Belgrano y directo a la Comisaría.
Allí nos tuvieron varias horas en el patio, firmes y con la cabeza contra la pared.
Un policía amigo de mi viejo, compañero de copas del boliche de Nicho de la calle Brasil y Alem, me saluda y me pone en un lugar mas cómodo, en la puerta donde estaba la oficina del radio operador.
"Mandame 20 contravenciones" escucho la conversación y esa orden de "arriba".
Eligieron a los veinte prontuariados que tocaron el pianito y el resto...a la calle, con un amable :
¡Buenas noches!.