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El largo trayecto tuvo su primera parada en la localidad
de Fighiera, a unos pocos kilómetros de Rosario. Allí pasadas las 11.30, en un
parador cercano a la autopista, esperaba el almuerzo para la delegación, que
previamente había sido organizado en la semana. Entrada de tarta de jamón y
queso y tallarines fue la clásica opción en la previa del partido.
Tras la parada obligatoria, el grupo siguió viaje,
llegando al estadio cerca de las 14. Los jugadores recorrieron el campo de
juego y luego se metieron en los vestuarios para cambiarse. Lógicamente, por la
altura del año, el clima fue diferente a otras visitas donde habían tocado altas
temperaturas.