sábado, 22 de noviembre de 2008

Análisis: El clásico que me imagino

Por Martín Ortíz (http://www.lasvocesdelascenso.com/)

Se viene el clásico tan esperado. De lo que lo rodea, del color y de la pasión ya hemos hablado mucho. Pero hablemos de fútbol, que en definitiva de eso es lo que se trata este juego. Jugarán Defensores de Cambaceres y Villa San Carlos, dos pasiones separadas por una ciudad y el color de una camiseta. Pero también dos estilos futbolísticos separados por las condiciones de los jugadores de uno y otro.
Como primera medida de análisis debemos tomar como parámetros el juego colectivo que han desarrollado, para luego si entenderlo desde las características individuales que componen a sendos planteles.
Quienes tuvimos la posibilidad de seguir esta campaña de uno y otro que ya lleva 16 partidos, observamos con nitidez las diferencias en la propuesta futbolística. Y como primer elogio para ambos, dijimos ya varias veces que cada cual se adecuo a las herramientas con las que cuenta. Es decir supieron entender las características de jugadores que tienen, para usar un esquema y un estilo en favor de dichos elementos. Y no como muchas veces algunos técnicos quieren hacer donde supeditan el sistema táctico y el formato futbolístico a los jugadores, y no al revés como indica la lógica.
En ese plano, Cambaceres ha sabido suplir algunas de las carencias técnicas para plantear los partidos desde el rigor físico, la presión constante, y el desgaste de los rivales. Así supo ganar varios partidos de arremetida sobre el final, e imponerse en el juego psicológico que plantean los partidos de fútbol. Sobre todo jugando como visitante, y al contrario de lo que muchos suponían (inclusive su técnico Lalo Borgarelli), justamente porque de local suelen quedar mas expuestas esas dificultades para asumir el protagonismo desde el juego ofensivo.
Villa San Carlos, en cambio, también ha registrado mejor fútbol y contundencia como visitante que en Berisso, pero lo ha hecho a partir del dominio del juego con el útil. Es decir, de la tenencia del balón y la intención (siempre dificultosa por las canchas y los arbitrajes) de jugar por abajo. Porque sus técnicos entendieron que la diferencia podían marcarla desde la categoría de algunos de sus jugadores que tienen una clase superior a la media en esta primera C. El caso de Orona es ya remanido, pero también dispuso de un gran nivel de Avalo Piedrabuena en el comienzo, del buen momento de Rotondo, y de las presencias, si bien intermitentes, asociadas de Martini, Miranda o Salinas. Todos jugadores de mayor vocación ofensiva, pero que supieron entender las obligaciones de marcar de esta divisional son innegociables.
Desde lo táctico el partido podría ofrecer variantes si alguno de los 2 se anima a mutar los sistemas que suelen utilizar. En este ítem, Borgarelli suele ser mucho más imprevisible que Malli y Besada. Inclusive se habló de la posibilidad de que su equipo juegue con 3 delanteros, o en su defecto con una línea de 3. Sin embargo, por las altas responsabilidades que un clásico exige, y más allá de que Borgarelli deberá encontrarle reemplazante a Dell Orto, no creemos que hayan demasiadas innovaciones al respecto.
Entonces desde el imaginario lógico, con dos esquemas clásicos de 4-4-2, las diferencias pueden estar planteadas en otras cuestiones.
La primera es la disputa por el medio campo, sector clave en el fútbol moderno, donde la mayoría de los partidos comienzan a definirse. Allí, Villa San Carlos cuenta con una sociedad que le ha rendido estupendamente, Rotondo como rueda de auxilio para la liberación de Orona que es pura técnica y despliegue, y también para hacerle los relevos a algunos de los marcadores de punta que intercaladamente puedan escalar posiciones. Con dicha sociedad, Martini y Vevenis, pueden liberarse para hacer lo que este equipo supo hacer en el torneo, llegar a posiciones de gol con el terreno de frente.
Ante esto, Cambaceres puede responder de 2 maneras. Tratando de cortar el circuito con dos volantes de marca como Ceccatto y Benavente, o Gamberini, o incorporando a Damián Soria, que "haga las veces de Orona" y juegue mas liberado ofensivamente. La primera opción, prioriza el cortocircuito del generador de juego de La Villa, la segunda, un planteo mas audaz a favor de explotar las condiciones propias, sumándole a Manes e Ibañez como carrileros también con llegada al área rival.
En segundo lugar, las diferencias están en las características de los delanteros que propone uno y otro.
Mientras que Camba jugará con un medio punta que puede retrasarse para agruparse a los volantes como López, un jugador de buen manejo y mejor pegada de media distancia, La Villa cuenta con una referencia de área (en eso se ha transformado Rodrigo Salinas), y un jugador como Miranda, que tiene mucha menos velocidad que Jaime, pero un potencial técnico riquísimo. Justamente aquí puede estar una de las claves del partido. Ambos, Jaime y Miranda son teóricamente las dos piezas de mayor peligro ofensivo, pero no vienen jugando en el mejor nivel, y de como "se levanten" o como sean controlados esa tarde dependerá las chances de gol mas serias de los dos equipos.
Finalmente, y más allá de lo táctico y los nombres, hay una cuestión que será preponderante para determinar quien pueda dominar el encuentro. En este duelo de estilos, justamente el tipo de partido que surja (y esto es imponderable a partir de muchas variables como concentración, fatiga por nerviosismo, cantidad de infracciones o hasta la agilidad que el árbitro le otorgue al juego), va a ser decisivo.
Si el ritmo de juego es agitado, vertiginoso y acelerado desde la presión asfixiante, creemos que Cambaceres por la velocidad y la juventud de algunos de sus jugadores puede imponer su idea.
Pero si el juego se hace mas abierto, pensado y llevado al terreno de lo técnico, el que puede sacar ventajas es Villa San Carlos, a partir también de la experiencia de alguno de sus jugadores en la divisional.
"A veces los partidos se te dan y otras veces y otras no", suelen decir los jugares con esas frases cortas pero efectivas desde lo que sienten adentro de una cancha cuando el partido se les "abre o no". Y es, aunque una explicación austera, una gran verdad.
Claro que lo emocional, factor infaltable en estas instancias, también estará presente para que el pleito se le "abra" a uno o a otro. Y vaya si lo estará, el partido ya empezó a jugar en la cabeza de los jugadores hace rato, y quien mejor pueda administrar ese aspecto, tendrá a favor una luz tan grande, como la que les puede dar el triunfo tan deseado.