martes, 13 de abril de 2010

Camba quedó atrapado en su confusión

Midland también se aprovechó de la inestabilidad de Cambaceres. Al igual que Barracas Central hace 20 días, llegó con un plan austero pero efectivo a Ensenada, y se llevó los 3 puntos que le dieron el pase al reducido del que Camba quedó demasiado lejos. Con un gol de Ojeda, y una actuación fantástica de Bianchi, el funebrero superó a un Cambaceres que volvió a sufrir de carencias en el juego, y se repitió en pelotazos. Queda un milagro matemático de por medio, pero este Rojo, extremadamente irregular, termina el torneo igual que como lo empezó, con más incertidumbres que certezas.
Un verdadero electrocardiograma resultadistas. Así fue este Cambaceres versión 2009-2010 que nunca terminó de ser confiable. Amparado en una serie de factores (como hasta el de que Argentino de Rosario no pueda ocupar su posición en el reducido), llegó a las últimas 2 fechas con chances de poder quedar 10º en el torneo y aun así celebrar. Dependía de sí mismo, pero otra vez se vio superado por Midladn, pero también por sus propias carencias.
Si algo no puede discutirse en este encuentro en el que el equipo de Libertad lo superó por primera vez en su historia, es el resultado. Los ganadores, lucieron siempre más y mejor consustanciados con lo que había en juego. No poruqe Cambaceres no haya puesto voluntad o ganas, sino porque Midland supo administrar mucho mejor el juego y las energías. Principalmente desde la ventaja de que el empate, los dejaba mucho mejor parados.
El Rojo desde el arranque fue un manojo de nervios que quería atacar a ciegas. Y Midland se aprovechó de ese defecto. Con una defensa bien parada, y concentrada al máximo, y con un delantero como Bianchi, que asombró por habilidad y buen manejo de los ataques, le alcanzó para desnudar impotencia en los de Zucarelli.
Los primeros 30 minutos fueron todos del visitante. Ya en ese lapso, Martín Zurlo se estaba transformando en figura. Hasta que no pudo más. Cuando tras el centro de Perez, todos fueron sobre Meinecke, y a Maxi Ojeda le quedó el rebote para el fusilamiento. Era justo, y lo iba a seguir siendo en toda la tarde.
Los últimos 15 del primer tiempo iban a mostrar lo mejor de Cambaceres en todo el partido. Allí apareció algo de Manes, y de Catriel, cartas indispensables en este conjunto de Zuccarelli. Y allí aparecieron las únicas opciones de gol. Un remate de Jones tras un gran desborde de Catriel. Otro remate de Benavente que salvó Miranda con lo justo, y un cabezazo de Dell Orto. Lo que nadie imaginaba era que iban a ser las únicas en todo el partido.
Midland, tampoco generaba tanto, pero con poco le alcanzó para meter un tiro en el travesaño de Bianchi, y tener dos contras en el segundo tiempo que desperdició por poco. De todas formas las obligaciones eran para el Rojo, y por más que quiso, no pudo hacerse cargo.
Porque no le alcanzó con la entrega conmovedora de Benavente, ni con los ingresos de Yañiz, Oscar Jaime ni Rodríguez. La pelota partía demasiado sucia, del fondo o del medio, como para que puedan hacerla productiva. O como para que los defensores de Midland no rechazaran con facilidad.
En el vestuario, Nahuel Benavente, reconstruía la campaña casi con lágrimas en los ojos. “Los jugadores salimos a la cancha y somos responsables, pero en el torneo hubo muchos cambios, de técnicos, de todo. La verdad que tenemos una bronca bárbara.” Era el sentir de un pibe como la mayoría, quieren mucho esta camiseta y se habían ilusionado con otro final, mucho menos triste. En otro rincón del estadio Jesús Martínez nos decía: “No creo que siga. Es demasiado sacrificio y tengo que cuidar mi trabajo. Y como yo hay varios chicos. Es una pena, pero va a ser difícil que con un presupuesto tan bajo se pueda armar otro grupo como este, que quieran tanto al club”.
Sin quererlo, entre los dos, hicieron un resumen perfecto de lo que vivió y vive Cambaceres por estos días. Un club que lucha internamente por darle forma a algún proyecto. Y un plantel en el medio que buscar darle respuestas a los hinchas y su exigencia de equipo grande en la divisional. Entre tanto la ilusión del reducido, que quedó trunca, pero por la que se luchó hasta el final.
Por eso el cálido aplauso de la gente en el final de cabezas gachas. Más allá del fracaso de no haber cumplido con el objetivo Por eso y porque, como dijo Martínez, no es tan fácil armar un grupo de jugadores que sientan la camiseta. Los hinchas conocedores de tiempos no tan lejanos lo saben. Vaya si lo saben…
Por Martín Ortíz (www.lasvocesdelascenso)