Final
caliente y bochornoso en el “12 de Octubre”. Se terminaba el partido y el Rojo
cargaba por el empate. Vinaccia mandó un centro desde la derecha y el defensor
visitante, Espínola (aunque el árbitro se le dio a Allende), metió un manotazo a la pelota que entró contra el palo
izquierdo. Gol. Empate del Rojo. Fue lo que sancionó Antonio Amato. La reacción
de los jugadores de Liniers y de su cuerpo técnico fue absurda. Reclamaban, en
algunos casos, una supuesta falta de Presentado (que fue a buscar el centro)
contra Espínola. Otros pedían que cobrara penal. Otros que cobrara algo (textual
de las autoridades del partido). Lo cierto es que uno de los más exaltados fue
el técnico Cesar Aguirre, quien la emprendió contra todo el que se cruzara por delante
suyo. Incluso Carlos García, el correcto directivo de Camba, que se dedica a
marcar los cambios. Tal fue el descontrol que generó el conjunto visitante, que
ingresó al campo de juego, el titular de la seccional de Ensenada, que intentó
calmar al entrenador de Liniers, que no entendía razones. En ese marco, hubo
varios jugadores enojados. Una
botella de agua mineral fue arrojada desde el
banco visitante a la tribuna. Además se produjo la expulsión del suplente
Mendoza, quién, camino al túnel, salivó a los hinchas que se habían acercado al
alambrado. El tumulto duró alrededor de siete minutos, hasta que se jugó el
último minuto. Al final, los jugadores visitantes siguieron con la protesta. Ya
después de la ducha, se fueron del “12 de octubre” sin hacer declaraciones a la
prensa.
Hubo
una clara incitación a la violencia de la delegación visitante que debería ser
sancionada.