Los dos equipos salieron al campo
de juego y recibieron los aplausos de los asistentes, al tiempo que estallaban
fuegos artificiales en el cielo del reducto del popular barrio ensenadense.
Juntos también posaron para la clásica foto, en una noche histórica. Los
memoriosos no recuerdan un partido del Rojo nocturno jugando en Ensenada. Al
menos, no existen antecedentes en las últimas décadas. La gente lo vivió como
una fiesta.