Las matemáticas eran el único aliado posible para cumplir con el tan mencionado objetivo de ingresar al octogonal, pero finalmente Camba quedó muy lejos de poder lograrlo. Perdió 3 a 1 con Berazategui en un resultado exagerado a favor de los del naranjita pero que evidenció una vez más las flaquezas defensivas de un equipo que a su vez generó innumerables opciones de gol pero que no pudo convertirlas.
Bastó ver el final del partido con Camba jugando con 2 jugadores menos por las expulsiones de Dell Orto y Leiva para entender que a este grupo de jugadores le faltó fútbol y orden pero le sobró vergüenza deportiva. Muy similar a como jugó a lo largo del todo el campeonato. Oscilando entre irregularidad el elogio por ir a buscar los partidos, pero la crítica por hacerlo muchas veces de manera anárquica.
Un plantel confeccionado por los aciertos de algunas individualidades descubiertas como Sebastián Jaime, Miguel López o Ezequiel Yaniz. Pero también compuesto por una carencia de defensores (sobre todo en cantidad y experiencia), o en su defecto, de un sistema defensivo que disimule dichas carencias.
Como un resumen de todas estas cualidades, contra Berazategui volvió a verse una muestra final de todo ello. Arrancó bien el partido, con la movilidad de los ligeritos de arriba abastecidos por el muy buen manejo de López, pero se derrumbó cuando la verticalidad de jugadores como Fenner, Pastor y Gnochi lo complicaron abajo.
Llegó el primero de Gnochi, y luego el segundo de Pastor (un golazo) que casi dejó fue de juego a Cambaceres. Sin embargo, por obstinación y perseverancia, Defensores acorraló a Bera en muchos pasajes del partido, hasta transformar a Nacho González (justo a él) en figura de un partido que tuvo una cantidad de ocasiones de gol impresionantes.
Sobre todo para tratar de entender como Cambaceres convirtió uno solo cuando ya el encuentro estaba definido. Si dijimos que el encuentro marcó un resumen de lo que fue el campeonato para camba. Con a favor pasó lo mismo. Fue el premio a la perseverancia de sus delanteros. Porfiado Jaime para no dar por perdido ningún balón, confiado su compinche Yaniz para esperar el acierto de su compañero. Tuvieron muchas más. Pero no pudieron repetir el éxito. El partido estaba condenado para un triunfo de Berazategui que sobre el final solo esperaba el pitazo de Dóvalo, por más que tuviera en cancha dos jugadores más.
Llegó el final del torneo con Cambaceres ocupando la undécima posición. Por la historia de este club no puede haber mayores conformidades. Por el presente austero que llevó a armar un plantel con muy poco presupuesto la cuestión es más aceptable. Aunque está claro que el objetivo de entrar al reducido no fue cumplido. Se cometieron muchos errores que no deberán repetirse.
Revisarlos es la obligación de quienes conducen al club. A propósito de ello, se vienen días decisivos. Para los jugadores, para el cuerpo técnico y hasta para la dirigencia. Nadie sabe de todos ellos si dentro de 2 meses seguirán siendo parte de la vida de Cambaceres.
Pero lo que si se sabe, es que el futuro del club depende pura y exclusivamente de lo que se haga en los días que vienen. Cualquiera sean las decisiones, que se hagan con el cerebro y por el bien común. Son las únicas fórmulas que llevan a buen puerto.
Por Martín Ortíz