jueves, 18 de abril de 2019

ANECDOTAS DEL ASCENSO


Por Jorge Daniel Testori
Hay anécdotas en el fútbol del ascenso, hay historia, hay toda una ternura impregnada en los tablones de las canchas de esos equipos de barrio, de esos hinchas y dirigentes, de esos jugadores que luchan y sueñan por sus colores.
Muchas de esas historias son desopilantes, risueñas, locas, que no hacen mas que reafirmar que ese deporte, es además, un juego. Un
juego que debe ser bonito, divertido, comprometido, leal y fuerte, porque ganar es la meta y ganar a rivales fuertes, cuanto mas fuertes, mejor.
Cuenta Darío Dubois, jugador de Midland allá por los 90 y pico, que en un partido contra Excursionistas en el Bajo Belgrano, el árbitro al sacarle la segunda tarjeta amarilla, se le cae un billete de $500 del bolsillo y Dubois al ser expulsado, se zambulle y sale corriendo con la guita en la mano. Lo siguieron hasta el vestuario y después de muchos cabildeos, devolvió el importe.
El desparpajo, lo insólito y lo repentino se mezcla con la emoción profunda que se siente ante la belleza de una jugada, de una entrega y de una vocación de patear la pelota 90 minutos luego de una semana de entrenamiento, de trabajo en la fábrica o en la oficina o de estudios. Muchachos amateurs, aficionados con un corazón profesional.
Luego de un tremendo partido...equipos de la última categoría...empate. El mediocampista del visitante "la rompió" y al retirarse todos por el túnel, un hincha local, con admiración y respeto, le grita ¡cinco!...levanta el pulgar y lo aplaude.
El deporte, no es ajeno al amor, en el sentido mas generoso.