Enorme
felicidad de Nahuel Benavente. Con su espectacular media chilena, a dos minutos
del cierre, le permitió a su equipo cortar la racha de derrotas. Y lo gritó con
alma y vida de cara a la tribuna, en una larga corrida. Como su papá Daniel,
quien estaba muy eufórico, y se confundió en un apretado saludo cuando el jugador
abandonó los vestuarios.
Para
Benavente fue el quinto grito de su carrera, el tercero del presente campeonato
(había anotado en 1-2 contra Berazategui y en el 2-0 contra San Martín, hace
una rueda).