Siempre hay una primera vez. No
hay racha que sea eterna. Algún día tenía que cortarse. Y ese día fue en el
momento más oportuno. Por fin Defensores pudo ganar en la cancha de Armenio.
Nunca había vencido en Maschwitz a su rival de hoy. Y parecía que tampoco podía
hoy hasta que llegó ese tanto agónico y el maleficio quedó de lado.