![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgG7cmYE-0rH-7Zek7BvcaOib6NnL8xBHxcTkQgCCf_cYV8l3q3QSvtFzUawg7EmwwuGAM0czNnG8CJd9E484LtUpQqkYUA_So6eVPXBdiGDNqtxy-Nj0aYfvkoXzo_6f31pZ0dQAHGzgv5/s320/WhatsApp+Image+2020-05-11+at+07.41.51.jpeg)
Por Juanchi Guerra
(ANECDOTAS DEL ROJO)
En 1972 jugamos nuestra segunda temporada en Primera D.
Estábamos ilusionados de nuevo en ver si se daba el ansiado ascenso. Nuevamente
se ganó con tranquilidad la etapa clasificatoria, con resultados amplios, como
la goleada histórica a Tristán Suárez por 13 a 0. Pero cuando llegaba el torneo
final, no conocíamos a los rivales de la zona norte. Se ganaba de local y
perdíamos de visitante. Era un torneo corto, que no daba posibilidad de
revancha. Lo único bueno fue que derrotamos a nuestro clásico rival, Villa San
Carlos, de visitante, por 2 a 0. No hubo ningún tipo de incidentes. Recuerdo
que cada que vez que íbamos a
Berisso siempre había problemas. Esta vez no fue
así. Nuestra hinchada copó el pequeño
sector visitante. Los goles fueron de
Horacio Barros y de Juan Carlos Gómez. Este último fue un golazo, de mitad de
cancha, batió a Churrupit, de tiro libre. Fue el triunfo más importante del
año. Nos vinimos cantando. Ganamos el clásico, pero otra vez sapo, nos quedamos
con las ganas de volver a la C.