Por Juanchi Guerra
(Anécdotas del Rojo)
1980 fue un año muy duro para Defensores. El torneo
de la C cada vez se ponía más competitivo y ese año Lanús (grande de verdad
para la categoría), Deportivo Morón y Central Córdoba se disputaban el título.
Además de grandes figuras, sus tesorerías eran bastante fuertes. Nosotros, con
Bocha Flores como DT, se formó un interesante plantel para tratar de no pasarla
mal pero no todo fue así. Cada punto que lográbamos
era como un bálsamo. Sábado
a sábado era para no perder la categoría; se había puesto difícil porque la
primera rueda era ganar y perder, a veces algún empate. Y en la segunda parte se
nos complicó, más aún en la mitad del torneo. Perdimos cuatro partidos seguidos
y los de abajo lograron acercarse, parecía que el trabajo de pretemporada no
había sido bueno. Era como tirar todo a la basura. Ya en los últimos tramos
recibíamos la visita de Colegiales que también estaba en el pelotón para no
descender. Le llevábamos tres puntos y faltaban tres fechas para terminar. Era
un partido bisagra. En la semana llovió mucho y el sábado amaneció con sol. El encuentro
fue vibrante siempre. Defensores buscaba más
y el Tricolor se metía cada vez más atrás
Mientras se jugaba el partido, volvió a llover y
la cancha era intransitable en algunos sectores. Pero Defensores se fue al
ataque para llegar al gol. Sobre los 37´ del segundo tiempo hubo un tiro libre
cerca del arco de Cole, se encarga Néstor García y la pelota toma un efecto
raro, pasa por arriba de la barrera y se estrella en el palo cuando ya se
gritaba el tanto. En los momentos finales, Jesús sacó un tiro violento a 25
metros del arco que le hizo una marca al travesaño y el resultado no se movió.
Quedó reflejado en lo que Colegiales vino a buscar, el punto salvador. A
nosotros tampoco nos resultó malo porque seguimos adelante de ellos y nos
salvamos del descenso.