Como la actividad fue
muy intensa, también hubo tiempo para la hidratación y la recuperación de
energías. Por ello, a un costado de una de las canchas con la que cuenta el
predio, se colocó una mesa donde, además de agua, había manzanas, bananas y
turrones, que los jugadores ingirieron entre prueba y prueba, todo supervisado
y acordado por el profe Mauro Massolo.