Los
allegados al Rojo y los jugadores que no formaron parte de la delegación no
pudieron ingresar al vestuario una vez concluido el partido. La Policía impidió
el ingreso a los camarines, situación que se repitió con los medios de prensa.
Allí, sobre la calle, y en medio de la noche, debieron efectuarse a las
apuradas las notas de rigor.