Defensores de Cambaceres empató sin goles contra Berazategui al cabo de un muy mal partido de fútbol, donde sobraron ganas, entrega y dedicación, pero al le que le faltó juego hilvanado y situaciones de peligro.
El resultado final se justifica ampliamente. Nunca el cero estuvo mejor ubicado ante las escasas ambiciones ofensivas que mostraron ambos equipos.
Visto desde la óptica del espectador, el partido fue realmente un fiasco. Aburrido por donde se lo mire. Totalmente para el bostezo. El campo también ayudó para eso. Estaba muy pesado y con algunos sectores con agua. Además hay que contabilizar el fuerte viento que cruzó el rectángulo en toda la tarde.
Analizando fríamente la actuación del Rojo hay que dividirla claramente en dos aspectos: como ante Dálmine, fue un equipo ordenado y combativo. Se mostró seguro en defensa y logró neutralizar adecuadamente a una delantera muy peligrosa como la de Bera. De hecho, Martín Zurlo casi no tuvo trabajo en toda la tarde.
Pero por el otro lado, el déficit estuvo dado en la generación del juego. Ahí, en la gestación de las jugadas, Camba no estuvo preciso. Le faltó el cambio de ritmo necesario para lastimar al rival. Diego Jaime, con su velocidad, y Yaniz, con su infatigable perseverencia, casi no tuvieron situaciones en toda la tarde. Una cosa es no convertir goles y otra es directamente no generar. Y Defensores casi no generó en ofensiva. Es el punto a trabajar y a corregir.
Como decíamos el partido fue malo. Y por momentos se jugó con pierna fuerte. A los 14 minutos, Maracarie lo golpeó sin pelota a Jesús Martínez y el lateral reaccionó. ¿Conclusión? Los dos a las duchas. No fue todo en materia de rojas. Sobre los 12 minutos del complemento, Islas debió dejar el campo de juego y Bera terminó con diez. Pero no se notó demasiado en la cancha. Le faltó arriesgar un poco más a Camba y terminó chocando en el embudo que propuso la visita. En el final, los dos tuvieron chances para ganarlo. El debutante Cabello (entró por Diego Jaime) no pudo dar el pase justo cuando entraba para el gol Yaniz y en la última Bera pudo haber sacado la diferencia con un cabezazo desviado de Romeo. Hubiera sido demasiado premio. Nunca un 0-0 reflejó con exactitud la pobre expresión ofensiva de dos equipos en un campo de juego.
Si lo miramos desde las matemáticas, el arranque de Defensores no está nada mal: cuatro puntos de seis en juego frente a dos candidatos a pelear arriba en suma mas que satisfactoria. Y mientras el equipo se va ensamblando, siempre es bueno tomar confianza en base a resultados alentadores.
El resultado final se justifica ampliamente. Nunca el cero estuvo mejor ubicado ante las escasas ambiciones ofensivas que mostraron ambos equipos.
Visto desde la óptica del espectador, el partido fue realmente un fiasco. Aburrido por donde se lo mire. Totalmente para el bostezo. El campo también ayudó para eso. Estaba muy pesado y con algunos sectores con agua. Además hay que contabilizar el fuerte viento que cruzó el rectángulo en toda la tarde.
Analizando fríamente la actuación del Rojo hay que dividirla claramente en dos aspectos: como ante Dálmine, fue un equipo ordenado y combativo. Se mostró seguro en defensa y logró neutralizar adecuadamente a una delantera muy peligrosa como la de Bera. De hecho, Martín Zurlo casi no tuvo trabajo en toda la tarde.
Pero por el otro lado, el déficit estuvo dado en la generación del juego. Ahí, en la gestación de las jugadas, Camba no estuvo preciso. Le faltó el cambio de ritmo necesario para lastimar al rival. Diego Jaime, con su velocidad, y Yaniz, con su infatigable perseverencia, casi no tuvieron situaciones en toda la tarde. Una cosa es no convertir goles y otra es directamente no generar. Y Defensores casi no generó en ofensiva. Es el punto a trabajar y a corregir.
Como decíamos el partido fue malo. Y por momentos se jugó con pierna fuerte. A los 14 minutos, Maracarie lo golpeó sin pelota a Jesús Martínez y el lateral reaccionó. ¿Conclusión? Los dos a las duchas. No fue todo en materia de rojas. Sobre los 12 minutos del complemento, Islas debió dejar el campo de juego y Bera terminó con diez. Pero no se notó demasiado en la cancha. Le faltó arriesgar un poco más a Camba y terminó chocando en el embudo que propuso la visita. En el final, los dos tuvieron chances para ganarlo. El debutante Cabello (entró por Diego Jaime) no pudo dar el pase justo cuando entraba para el gol Yaniz y en la última Bera pudo haber sacado la diferencia con un cabezazo desviado de Romeo. Hubiera sido demasiado premio. Nunca un 0-0 reflejó con exactitud la pobre expresión ofensiva de dos equipos en un campo de juego.
Si lo miramos desde las matemáticas, el arranque de Defensores no está nada mal: cuatro puntos de seis en juego frente a dos candidatos a pelear arriba en suma mas que satisfactoria. Y mientras el equipo se va ensamblando, siempre es bueno tomar confianza en base a resultados alentadores.