Llamó
la atención la rigurosa vigilancia que había, al final del encuentro, en la
salida de vestuarios. Más de 15 efectivos con escudos y bastones no permitieron
el ingreso a los camarines ni a dirigentes ni a la prensa ni a nadie. El celo
con que custodiaron el lugar fue muy riguroso y se debe a algunos incidentes en
el último cotejo que Italiano jugó como local ante Central Córdoba.