La salida de Arias Navarro cayó como un balde de agua fría.
Nadie la esperaba. Ni siquiera el propio arquero, jugador símbolo y uno de los
principales referentes en los últimos años de la institución. El golero se
convirtió en titular indiscutido del Rojo en las últimas temporadas y en uno de
los mejores de la categoría. Pero además tenía su propio peso específico dentro
del plantel por el sentido de pertenencia que lo ligaba a Defensores en los
últimos años. Muchas veces rechazó ofrecimientos en lo económico de
la misma categoría y de divisiones superiores. Pero esta vez la propuesta de
ser titular en un equipo de la B pesó más en el momento de tomar una decisión
que no fue nada sencilla.
Defensores sufrirá una baja significativa, ya sea en lo
deportivo como en lo humano. El dueño del arco en las últimas cuatro
temporadas, el capitán y referente, deja la institución. Sin dudas, una noticia
fuerte, impactante, inesperada. Se va un
gran arquero, de los mejores que pasaron en los últimos años por el club, y una
mejor persona. No será fácil cubrir semejante baja y para los hinchas asimilar
que Juan ya no defenderá el arco de su querido Rojo. Por esas cosas del
fútbol,
se va si haber cumplido su máximo anhelo y jugará en una división a la que siempre
aspiró a estar pero defendiendo la casaca de Defensores.