Transcurridas 2 fechas del Torneo de la B Metropolitana, Cambaceres basa en sus nuevas convicciones de equipo pensante, su mejor elogio. Es que de la mano del nuevo rumbo institucional más austero y sensato con las posibilidades del club Ensenadente, entrenador y jugadores entendieron el mensaje y lo interpretan en el campo de juego con la inteligencia de la austeridad al servicio de la inteligencia. Dicho de otro manera: un equipo pragmático a sus necesidades.
Cambaceres transcurrió durante muchos años de su última etapa institucional, de la mano de su ex presidente José Riccione, un rumbo personalista e imperativo que se codeaba con decisiones más propias de un club poderoso e imponente, que con la realidad de sus verdaderas posibilidades. Año a año, se renovaban entonces planteles completos con nombres y más nombres que supuestamente garantizaban figuras de peso y en consecuencia resultados deportivos. Por supuesto que para ellos se dejaba de lado, todo tipo de crecimiento institucional relacionado al vínculo social y a la integración de una comunidad como Ensenada cada vez más alejada del Club Defensores de Cambaceres. Las conclusiones fueron siempre las mismas: un club desarriagado absolutamente de su ciudad; la nulidad total de obras en el estadio y la sede cada vez más abandonadas; y encima, el único fin apuntado (resultados futbolísticos); totalmente malogrado.
Con la mentada renovación dirigencial, la disposición fue diametralmente apuesta. Volver a las fuentes de un club que nació como distintivo de su ciudad, y hacerlo con la coherencia de las posibilidades disponibles. Con la famosa frase con las que nuestros antepasados inmigrantes escribieron su historia por estas latitudes: "cuando hay, hay para todos, y cuando no, para ninguno"
De esta forma se armó un plantel con las pocas herramientas económicas disponibles, y respaldados en la espalda trabajadora y esforzada de un hombre como Alejo Santa María. Mientras paralelamente se forjaron los canales para hacer lo que casi nadie hace en este país "sembrar a largo plazo". O sea reinsertar al club en su comunidad.
Como reza un viejo lema, en el fútbol como en la vida, todo suele ser contagio. Y de esa forma, aunque casi de manera subliminal, el nuevo equipo de esta nueva era, se va mimetizando con la austeridad que por noble, genera en el mismo grupo un mayor compromiso que los metalizados billetes de oportunistas de turno que integraban planteles más cerca de los expedientes que de lo humano. Y el equipo, muestra en cancha entonces, el compromiso de los proyectos claros y cristalinos.
Eso asoma con pretender este nuevo equipo versión 2007-2008 de Alejo Santa María. Un conjunto de voluntades solidarias y sabedoras de sus propias limitaciones. Tal cual el plan de la nueva dirigencia afuera, se comporta el equipo adentro. Tal vez no alcance, quien sabe. En una categoría hiperpreofesionalizada como la B Metropolitana, con la voluntad y la convicción solamente no se gana. Pero al menos tendrá que ver mucho más con el verdadero sentido que alguna vez los fundadores le vieron a este club como razón de ser. Porque visto a la distancia, y no tanto, todo lo demás se parecía mucho a la más grande de las mentiras: la del autoengaño.
Por Martín Ortíz (www.lasvocesdelascenso.com.ar)