domingo, 17 de mayo de 2009

Mañana deberán ser once gladiadores

Deberán ser once gladiadores, once voluntades que tendrán que entregar todo dentro del campo de juego. Once jugadores que tendrán que redoblar el esfuerzo y jugar el partido de sus vidas. Todo hincha de Camba sueña con una victoria. Es difícil, complicado, todo se presenta adverso, pero la esperanza está latente. El Rojo debe impedir que su rival de toda la vida le de la vuelta olímpica en la cara. Por eso, todo lo que se haga por ganar será poco. Habrá que pelear cada pelota como si fuera la última, trabar con la pierna y el corazón. Dejar en la cancha hasta el último esfuerzo. Estar muy concentrados los noventa minutos y no desperdiciar la más mínima oportunidad para convertir. No hay margen para el error. Hay que hacer un gran partido porque lo único que importa es ganar. Otra cosa es decepción y amargura. Cada jugador que lleve puesta la camiseta del Rojo tendrá que defenderla con hidalguía, sabiendo que en cada acción del juego estará llevando el deseo de todos los hinchas. Hinchas que vienen de años de decepciones. Hinchas que se bancaron tres promociones y un descenso y que no pueden ni quieren escuchar la posibilidad de que su adversario de toda la vida le festeje un ascenso en sus propias narices.