Y la historia de Cambaceres en este final de año va a concluir como comenzó: a pura racha. Esta vez en la "perinola" de los resultados le tocó otra derrota. Inmerecida, sobre todo por lo que hizo en el segundo tiempo, pero también consecuencia de errores defensivos muy groseros que Berazategui supo capitalizar. Arrancó ganando con un golazo formidable del piru Náser. Y en tres minutos se lo dieron vuelta. En el amanecer del segundo tiempo, Bera le hizo el tercero, y después ya nada alcanzó, ni el descuento de Catriel, ni los palos, ni la suerte, con la que nunca se amigó.
Complicado explicar los partidos de Cambaceres sin caer en la incredulidad de los lectores. Dificil porque muchas veces hay que hablar de injusticias con marcadores contundentes, y rachas llenas de vaivenes que pendulan entre lo altamente elogiable, y lo duramente criticable. Pero esa irregularidad que manifestó a lo largode todo el torneo fue la misma que mostró ayer, en el Noman Lee, ante la fiesta de la gente de Bera que copó el estadio en su retorno con 4 mil almas.
Había arrancado casi perfecto. Sabía que el Naranja iba a tener la obligación de tener el portagonismo absoluto y jugó con esa exposición. Con Catriel muy rápido por izquierda, Manes para jugar por derecha, las dos flechas que tiene arriba, Náser y Jaime; y solo dos para contener, Jones y Soria. La sopresa la dio la inclusión de Leiva, pero luego se entendió porqué. El lateral pasó muchas veces a posición de ataque, sobre todo cuando Bera dio un vuelco en el resultado y tuvo que "disfrazarse" de Jesús Martínez ante su ausencia.
A partir de esa astucia llegó la apertura del marcador. Catriel anticipó de cabeza y habilitó a Ezequiel Náser a los diez minutos, y el pibe del 5 de Mayo metió una bolea fenomenal por arriba de Nacho González: golazo. Era la instancia ideal para gobernar el partido con la desesperación del local. Pero llegaron las desconcentraciones gigantes, y con ellas los dos goles de Berazategui. El primero un remate a la salida de un tiro libre en el que nadie marcó a Rivero, este le pegó y creemos haber visto que se desvió en Jones; por eso Zurlo quedó descolocado. Tres minutos más tarde, y tras rebote por otra pelota parada, dejaron libre a Marcarie, justo al de mejor pegada de la cancha, que de cachetada la puso de forma maestra junto a un palo, inatajable.
Fue el momento de mayor desconcierto, la peor versión del equipo. Con Dell Orto equivocándose en cada pase, San Esteban y Kees muy nerviosos, y mucha imposibilidad para dominar la pelota en el medio de todos, ante el agrande de Bera. Así terminó el primer tiempo. Y así iba a arrancar el segundo cuando en la tercer pelota parada, se duermen todos y Rodriguez casi sin querer se la choca y mete el tercer go. Iban 3 minutos pero parecía cosa sentenciada.
Si embargo el Rojo siempre tiene ánimo para una reacción. Esta vez ayudada por las flaquezas de una defensa del naranja que al igual que la de Camba dejó dudas toda la tarde. En una de esas dudas, Díaz y Nacho González no coordinaron y le regalaron el gol a Catriel con el arco vacío. Faltaba tanto, y eran tantyos los huecos que tenía el equipi local, que el empate parecía madurar. Pero no llegó porque de allí al final sencillamente a Camba le faltó fortuna. Un remte en el palo de Catriel, un cabezazo magistralmente tapado por Nacho, y remate desde la mitad de la cancha de Kees que insólitamente dio en el travesaño; fueron la prueba.
Es verdad que Bera también tuvo las suyas, pero en ese segundo tiempo, Camba le copó con los cambios (los de nombres como Oscar Jaime y Pablo Pesoa y los del juego), el terreno y la tenencia de la pelota. Y el por lo menos el empate hubiese estado más acorde. Pero es igual de verdadero decir que los errores existieron y que parecen no tener una solución definitiva.
Antes de este partido dijimos que el ciclo de Lalo Borgarelli permece en observación por parte de los dirigentes. Luego de él, y con otro resultado adverso aún más. Llega Luján como local, y parece un rival accesible para recuperarse una vez más. Pero este equipo necesita dejar de tener que andar recuperándose Lo saben todos. Jugadores, cuerpo técnico y dirigentes. Los márgenes para los vaivenes y las rachas se achicaron. Llegó la hora de la etapa decisiva.
Por Martín Ortíz (Las Voces del Ascenso)