Derrota contundente y lapidaria sufrió Defensores de Cambaceres en Villa Soldatti. Sacachispas lo goleó 4 a 0 y le generó un mar de dudas con relación al futuro.
Alguna vez dijimos que peor no se podía jugar. Eso fue tras perder en Rosario con Argentino (5-1) y San Miguel (4-0). Pero este equipo parece empeñarse en superarse para mal. Hoy, en 33 minutos de juego, el local ya le había hecho los cuatro goles. Literalmente, lo pasó por encima. Lo superó con claridad en todos los sectores del campo de juego.
Sin embargo, lo peor de todo no es el resultado. Es la falta de actitud y de ganas que mostraron algunos jugadores, en un nivel alejado de lo que debe exigírsele al futbolista semiprofesional.
Ni el más pesimista hincha del Rojo hubiera imaginado semejante primer tiempo. Sacachispas hizo lo que quiso cuando se lo propuso. De la mano de Trento, Vargas y Caña, el local lo dominó por todos lados. Camba no hacía pie en el medio campo y era desbordado en todos los sectores de la defensa. A los dos minutos, el Lila se puso en ventaja. Centro de Vargas desde la izquierda y Caña que la empujó al gol. El Rojo no reaccionaba. No se encontraba en la cancha y cometía groseros errores en la defensa. El local mostró una llamativa contundencia. A los 23 minutos, Trento capitalizó un centro de Luna y con disparo alto puso el 2 a 0. Enseguida, Defensores produjo su único avance elaborado de toda la etapa, en una combinación entre Naser y Yaniz, cuyo disparo fue contenido por Frassanella. Fue lo único, demasiado poco. Cada ataque del local era una invitación al suicidio. Llegado el minuto 31, otra vez Trento entró en escena para convertir el tercer gol. Y dos minutos después, Galeano, tocando por arriba, marcaba el 4 a 0. Los jugadores se miraban y no entendían nada. Un verdadero desastre futbolístico. Un verdadero papelón. Se puede perder, pero nunca con la pasividad con la que se mostraron estos jugadores.
El segundo tiempo, como era lógico esperar, estuvo de más. Si el partido no terminó en una goleada histórica, hay que agradecérselo al Ruso Da Ponte. El entrenador de Sacachispas decidió sacar el pié del acelerador y con el correr de la etapa decidió reemplazar a sus mejores hombres de ataque (léase Trento, Vargas y Lutzky). Así el encuentro no tuvo mucha razón de ser. Esa etapa se jugó por una cuestión reglamentaria. El Rojo lo fue a buscar un poco más arriba, pero ya estaba jugado y no tenía ideas como para revertir algo de por sí irreversible. Sólo contó con la chance de un penal a los 39 minutos. Amato entendió que el arquero había derribado a Catriel (mmmmm) y Kees se hizo cargo, pero el propio Frassanella se encargó de contener. Ni el tiro del penal le salió a Camba.
Mal en todos los aspectos. Preocupación e incertidumbre. ¿Se puede jugar peor? Con este equipo nunca se sabe. Lo cierto es que la actitud que tuvieron los jugadores en Soldatti no debe repetirse. Jugaron como un equipo de barrio y así les fue…
Alguna vez dijimos que peor no se podía jugar. Eso fue tras perder en Rosario con Argentino (5-1) y San Miguel (4-0). Pero este equipo parece empeñarse en superarse para mal. Hoy, en 33 minutos de juego, el local ya le había hecho los cuatro goles. Literalmente, lo pasó por encima. Lo superó con claridad en todos los sectores del campo de juego.
Sin embargo, lo peor de todo no es el resultado. Es la falta de actitud y de ganas que mostraron algunos jugadores, en un nivel alejado de lo que debe exigírsele al futbolista semiprofesional.
Ni el más pesimista hincha del Rojo hubiera imaginado semejante primer tiempo. Sacachispas hizo lo que quiso cuando se lo propuso. De la mano de Trento, Vargas y Caña, el local lo dominó por todos lados. Camba no hacía pie en el medio campo y era desbordado en todos los sectores de la defensa. A los dos minutos, el Lila se puso en ventaja. Centro de Vargas desde la izquierda y Caña que la empujó al gol. El Rojo no reaccionaba. No se encontraba en la cancha y cometía groseros errores en la defensa. El local mostró una llamativa contundencia. A los 23 minutos, Trento capitalizó un centro de Luna y con disparo alto puso el 2 a 0. Enseguida, Defensores produjo su único avance elaborado de toda la etapa, en una combinación entre Naser y Yaniz, cuyo disparo fue contenido por Frassanella. Fue lo único, demasiado poco. Cada ataque del local era una invitación al suicidio. Llegado el minuto 31, otra vez Trento entró en escena para convertir el tercer gol. Y dos minutos después, Galeano, tocando por arriba, marcaba el 4 a 0. Los jugadores se miraban y no entendían nada. Un verdadero desastre futbolístico. Un verdadero papelón. Se puede perder, pero nunca con la pasividad con la que se mostraron estos jugadores.
El segundo tiempo, como era lógico esperar, estuvo de más. Si el partido no terminó en una goleada histórica, hay que agradecérselo al Ruso Da Ponte. El entrenador de Sacachispas decidió sacar el pié del acelerador y con el correr de la etapa decidió reemplazar a sus mejores hombres de ataque (léase Trento, Vargas y Lutzky). Así el encuentro no tuvo mucha razón de ser. Esa etapa se jugó por una cuestión reglamentaria. El Rojo lo fue a buscar un poco más arriba, pero ya estaba jugado y no tenía ideas como para revertir algo de por sí irreversible. Sólo contó con la chance de un penal a los 39 minutos. Amato entendió que el arquero había derribado a Catriel (mmmmm) y Kees se hizo cargo, pero el propio Frassanella se encargó de contener. Ni el tiro del penal le salió a Camba.
Mal en todos los aspectos. Preocupación e incertidumbre. ¿Se puede jugar peor? Con este equipo nunca se sabe. Lo cierto es que la actitud que tuvieron los jugadores en Soldatti no debe repetirse. Jugaron como un equipo de barrio y así les fue…