miércoles, 7 de mayo de 2014

LA CD LE CERRO LAS PUERTAS A LA PRENSA

“Por decisión de la Comisión Directiva del Club Defensores de Cambaceres, en su totalidad, se informa que a partir del día de la fecha y hasta la finalización de la temporada 2013-2014 los entrenamientos del plantel de primera división, independientemente del lugar donde se lleven a cabo, se realizarán a puertas cerradas.
Aquellos interesados en ingresar a realizar notas lo podrán hacer 30 minutos luego de la finalización de la práctica”.  Así  señala el comunicado emitido por el Departamento de Prensa de la institución y que fue enviado a los medios esta madrugada, a la 1.26.
Así, escueto, y sin brindar detalles acerca de los motivos de una decisión poco menos que inédita en la historia del club, se expresó la CD y cuyo origen habría sido una discusión que surgió entre un importante dirigente y una novata colega de otro medio.

Los escasos periodistas que habitualmente cubrimos al Rojo, en especial Tribuna Roja, debimos quedarnos fuera del estadio y sin poder  desarrollar nuestra actividad que es la de informar  el desarrollo del entrenamiento del plantel principal. Ni siquiera invocando nuestra condición de socios nos posibilitó el acceso a lo que, en la teoría, es nuestra segunda casa.
“Tribuna Roja”, demás está decirlo, ha dado sobradas muestras de haber estado en cada uno de los lugares donde se presentó la institución, ya sea partidos o lugares de entrenamientos, y es el canal de comunicación  habitual con la gente.
Hoy, lamentablemente, nos vimos impedido de hacer nuestra tarea como lo hacemos habitualmente. Y  todo por un conflicto del que somos totalmente ajenos.

“Tribuna  Roja” respeta la decisión de la CD pero no la comparte bajo ninguna forma. Entendemos que es equivocada y que no le hace bien a la institución. No estamos de acuerdo de que se censure, en cierta medida, una parte de nuestro trabajo (y de nuestros colegas) y el derecho a la información y entendemos que las partes involucradas deben sentarse como gente civilizada y solucionar sus desencuentros.