¿Habrá un caso similar
en los diferentes equipos que juegan el torneo de AFA? ¿Berazategui, tal vez,
sea otro de los casos? Lo cierto es que Defensores de Cambaceres cumplió ante
Talleres su partido número 26 jugando como local en otro estadio a puertas
cerradas. Sí, leyó bien, hace 26 partidos consecutivos que la gran mayoría de
los hinchas no pueden ver a su equipo. Esto, que constituye un récord negativo único en la historia del Rojo, no
deja de llamar la atención y tiene de muy mal humor a sus simpatizantes. Por un
lado está la cuestión que
desde noviembre de 2011 que no puede jugar en
Ensenada. Allí es pura responsabilidad del Rojo que tiene su estadio en refacciones.
Pero lo increíble del caso es que primero el COPROSEDE y después el APREVIDE le
impide jugar con su gente y, al menos, recaudar algo de dinero para paliar su
delicada situación económica. El argumento de que “no se permite la
movilización de simpatizantes” resulta poco consistente y hasta contradictorio
cuando los partidos de Copa Argentina se juegan hasta con público de los dos
equipos y en escenarios neutrales. Otros elencos del ascenso, caso Deportivo
Merlo, han jugado como locales en otras canchas con su gente en las tribunas.
Entre alquiler,
ambulancia y vianda que se le brinda al plantel el gasto de organización del
partido en la cancha de Liniers rondó los tres mil pesos. A ello hay que
sumarle la pérdida del ingreso de dinero por entradas que se recaudaría si el
Rojo jugara con su público. Suponiendo que
200 personas abonarían 30 pesos de entrada general, daría una suma de
6.000 pesos. Si queremos redondear, las pérdidas llegan a los diez mil pesos
aproximadamente por partido. Multiplíquelo por 26 encuentros y se dará cuenta
de todo el dinero que se viene perdiendo.