Un gran parte del primer tiempo se jugó bajo un tremendo vendaval de
agua. La intensa tormenta se posó en el “12 de Octubre” y descargó una cantidad
de agua inusitada. Y la gente terminó mojándose por completo. Pero todos
hicieron el aguante y se mantuvieron junto al equipo. Lo raro del caso es que, después del segundo gol de Camba, asomó el sol y la jornada, que pintaba negra,
terminó siendo brillante.