El descenso golpeó muy fuerte en
el ánimo de todos. Pero, muchas veces, el amor por los colores es más fuerte.
El partido de hoy no tenía ningún atractivo, no había nada en juego, se jugaba
en la Capital Federal. Pero a Néstor Romero, un seguidor como pocos, no le
importó nada de eso. Con su dolor a cuestas, abordó varios medios de transporte
y llegó a Villa Crespo para estar con su querido Camba como
ocurre desde hace
varias décadas. Un grande con todas las letras.
Asimismo, en la tribuna
visitante, se ubicò un reducido grupo de dirigentes, allegados y familiares.