La historia volvió a repetirse en Remedios de Escalada y ya resulta cansador hablar de lo mismo. La chapa final dice que Talleres le ganó a Defensores de Cambaceres por 2 a 0. El resultado, los puntos, quedaron para el dueño de casa. Y a partir de ello cualquier análisis que pueda hacerse resulta en vano.
¿Qué importancia puede tener si afirmamos que en el primer tiempo el Rojo había jugado mejor que su rival? ¿Sirve hablar de merecimientos a esta altura del campeonato cuando los resultados no llegan? Es evidente que no hay casualidades en el fútbol. Hay causalidades. Y a este equipo de Zuccarelli le falta jerarquía para terminar de torcer a su favor encuentros que, en el trámite, le resultan favorables. No hay mala suerte cuando se malogran situaciones de gol. Hay falta de capacidad para definir precisamente esas chances. En partidos tan cerrados, una situación fallada define por lo general el desarrollo del juego. Y está claro que el Rojo no pudo sumar más jerarquía a su plantel porque no tiene los recursos económicos. Este equipo no está para pelear el campeonato ni mucho menos. Hay que ser realistas. No está preparado deportiva ni institucionalmente. Pero si hay que mentalizarse que cada punto es importante. Para no seguir perdiendo terreno en el torneo y para no debilitar el promedio.
Defensores hizo una primera media hora más que interesante. Se le plantó al segundo del torneo (que lleva ahora 11 fechas sin perder) sin temores, le jugó de igual a igual, lo presionó en la mitad de la cancha, le sacó la pelota y no lo dejó hacer su juego. Es decir, lo llevó a un terreno donde Talleres no se sintió cómodo y lo alejó del arco de Arias Navarro. El trabajo en la zona de volantes de Jones, el despliegue de Casanova y Catriel, más la movilidad de Yaniz, le dieron a Camba el protagonismo de las acciones. Pero la única chance clara, importante, nítida, estuvo en un impecable tiro libre de Casanova que se estrelló en el ángulo izquierdo de Saranzotti. El local estaba sorprendido y maniatado. Al mejor accionar del Rojo, le faltaba profundidad para llevarlo a la red. Pero en los últimos diez minutos, el local despertó. Primero remató Cerica en inmejorable posición y la pelota pasó cerca del palo izquierdo. Un minuto después, a los 38, llegó el gol. Definición cruzada de Lutzky para el 1 a 0. El local sacaba una ventaja a todas luces injusta por el trámite que había tenido el juego. Fue el comienzo del fin para el Rojo. Ya no fue el mismo. Fue impacto muy fuerte para su ánimo debilitado.
Talleres, en el segundo tiempo, se manejó con oficio y solvencia. La pelota se dividió en la mitad de la cancha. Y al Rojo le faltó quemar las naves con mayor anticipación. Cicutti, que aún no tuvo una oportunidad, recién ingresó en los últimos diez minutos, cuando Yaniz y Benítez seguían siendo absorbidos por los marcadores. En toda esa etapa, una sola situación de riesgo generó Defensores. Fue una combinación entre Benítez y Yaniz, que esté último definió cruzado y la pelota se perdió cerca del palo izquierdo. Demasiado poco como para hacer peligrar el triunfo de un equipo ya más compacto en esa etapa. Cerica, a los 42 minutos, terminó sellando el resultado con un disparo cruzado, cuando ya había amagado un par de veces ante el marco de Arias Navarro.
Defensores volvió a perder, se fue diluyendo en sus intentos y no encuentra ni remedio ni una escalada para su futuro. El panorama asoma, por cierto, preocupante.
¿Qué importancia puede tener si afirmamos que en el primer tiempo el Rojo había jugado mejor que su rival? ¿Sirve hablar de merecimientos a esta altura del campeonato cuando los resultados no llegan? Es evidente que no hay casualidades en el fútbol. Hay causalidades. Y a este equipo de Zuccarelli le falta jerarquía para terminar de torcer a su favor encuentros que, en el trámite, le resultan favorables. No hay mala suerte cuando se malogran situaciones de gol. Hay falta de capacidad para definir precisamente esas chances. En partidos tan cerrados, una situación fallada define por lo general el desarrollo del juego. Y está claro que el Rojo no pudo sumar más jerarquía a su plantel porque no tiene los recursos económicos. Este equipo no está para pelear el campeonato ni mucho menos. Hay que ser realistas. No está preparado deportiva ni institucionalmente. Pero si hay que mentalizarse que cada punto es importante. Para no seguir perdiendo terreno en el torneo y para no debilitar el promedio.
Defensores hizo una primera media hora más que interesante. Se le plantó al segundo del torneo (que lleva ahora 11 fechas sin perder) sin temores, le jugó de igual a igual, lo presionó en la mitad de la cancha, le sacó la pelota y no lo dejó hacer su juego. Es decir, lo llevó a un terreno donde Talleres no se sintió cómodo y lo alejó del arco de Arias Navarro. El trabajo en la zona de volantes de Jones, el despliegue de Casanova y Catriel, más la movilidad de Yaniz, le dieron a Camba el protagonismo de las acciones. Pero la única chance clara, importante, nítida, estuvo en un impecable tiro libre de Casanova que se estrelló en el ángulo izquierdo de Saranzotti. El local estaba sorprendido y maniatado. Al mejor accionar del Rojo, le faltaba profundidad para llevarlo a la red. Pero en los últimos diez minutos, el local despertó. Primero remató Cerica en inmejorable posición y la pelota pasó cerca del palo izquierdo. Un minuto después, a los 38, llegó el gol. Definición cruzada de Lutzky para el 1 a 0. El local sacaba una ventaja a todas luces injusta por el trámite que había tenido el juego. Fue el comienzo del fin para el Rojo. Ya no fue el mismo. Fue impacto muy fuerte para su ánimo debilitado.
Talleres, en el segundo tiempo, se manejó con oficio y solvencia. La pelota se dividió en la mitad de la cancha. Y al Rojo le faltó quemar las naves con mayor anticipación. Cicutti, que aún no tuvo una oportunidad, recién ingresó en los últimos diez minutos, cuando Yaniz y Benítez seguían siendo absorbidos por los marcadores. En toda esa etapa, una sola situación de riesgo generó Defensores. Fue una combinación entre Benítez y Yaniz, que esté último definió cruzado y la pelota se perdió cerca del palo izquierdo. Demasiado poco como para hacer peligrar el triunfo de un equipo ya más compacto en esa etapa. Cerica, a los 42 minutos, terminó sellando el resultado con un disparo cruzado, cuando ya había amagado un par de veces ante el marco de Arias Navarro.
Defensores volvió a perder, se fue diluyendo en sus intentos y no encuentra ni remedio ni una escalada para su futuro. El panorama asoma, por cierto, preocupante.