Un grupo de hinchas logró sortear la prohibición de acceder al estadio y
se ubicaron en la zona de plateas. Cuando más lo necesitaba el equipo, en el
segundo tiempo se sumaron al aliento junto a dirigentes y los jugadores que no
formaron parte de los 18.
La despedida fue conmovedora. A puro grito, a pura arenga, a puro
reconocimiento. Los jugadores, en medio del dolor, levantaron los brazos y
saludaron. Merecían irse como se fueron.
Lo vemos: