Lamentables
incidentes se registraron durante gran parte del segundo tiempo y al finalizar
el encuentro.
Cuando
se disputaba la etapa complementaria, un grupo de vecinos de la zona, que no
habían ingresado a la cancha, comenzó arrojar piedras desde la calle Ecuador,
hacia el interior del estadio. Inmediatamente, se produjo un enfrentamiento con
el grupo de Infantería y hubo un intercambio de piedras y balas de gomas.
Con
el encuentro concluido, la salida de los hinchas del Rojo provocó la búsqueda de quienes habían comenzado los
incidentes desde la calle, según informó la Policía. Fue entonces cuando la situación se descontroló.
Volaron proyectiles, se
escucharon numerosas detonaciones de balas de goma y se
arrojaron bombas de gas lacrimógeno.
Durante
varios minutos se sucedieron las corridas y los enfrentamientos en la zona
adyacente a la tribuna de cemento. Las calles se llenaron de piedras y algunos
vehículos se vieron afectados. La Policía intentó disuadir a los revoltosos y,
como suele ocurrir, no pudo registrar ninguna detención. La calma renació tras
varios minutos y, por prevención, los jugadores llevaron sus vehículos
particulares hasta el campo de juego.
Defensores
y sus verdaderos hinchas, seguramente, pagarán las consecuencias de estos
individuos que hacen de la violencia su estilo de vida.