Juliàn
Casanova, el hermano de Cachete, ex jugador del Rojo, apeló a toda su fe en
esta instancia decisiva del campeonato. Más allá de estar presente en cada
cancha que jugó el equipo de sus amores, previo a la definición de la última
jornada, fue con su familia hasta la Basílica de Luján para hacerle un pedido a
la Virgen. Y como le cumplió, el domingo volvió a viajar para agradecerle. Como
la permanencia es una realidad, ya con la salvación consumada, y con los ojos
enrojecidos, afirmó que volverá a viajar para expresar su definitivo
agradecimiento. En más, en octubre, prometió participar de la peregrinación a
pie que se efectúa todos los años. Cuestión de fe y de pasión.
Como premio, hoy se llevó los guantes de Arias Navarro.