Un grupo de dirigentes y
allegados acompañó al Rojo en este trascendental encuentro en la barranca
quilmeña. Fueron ubicados en un sector
de la vieja tribuna de madera lateral que antiguamente ocupaban los visitantes.
Y otros lo hicieron en la zona de plateas. Algunos sufrieron los embates de la
lluvia. Pero el sentimiento de quienes quieren al Rojo fue el mismo: hubo
algunas lágrimas de amargura y de impotencia en algunos de ellos.