sábado, 18 de mayo de 2019

UNIDOS O DOMINADOS

Por Martín Ortíz
(Periodista de FM La Redonda)

Defensores de Cambaceres acaba de cerrar, con su derrota frente a Lugano, la peor campaña de su historia de afiliación. Y como en casi todos los àmbitos de estas èpocas, los diagnósticos sobran. Tal vez por eso, por exceso de diagnósticos, buscar culpables unívocos es la primera y casi inevitable tentaciòn. Buscando culpables se deslindan responsabilidades propias en los distintos actores que componen el escenario institucional del Rojo. "La culpa es de la pesada herencia", dicen unos. "La culpa es de esta dirigencia que tiene ideas vetustas". "La culpa es del armado del plantel y de las malas elecciones de los técnicos" La culpa...es de todos.
Que no quiere decir que no sea de nadie. Aunque està claro que las escalas de responsabilidades no pueden repartirse en partes iguales, a riesgo de que justamente, la responsabilidad no sea de nadie.

Los actuales dirigentes no pueden "tirarle piedras" al pasado sin hacerse cargo de lo suyo. Los anteriores, no puede resaltar supuestos logros solo por la comparaciòn con este presente decadente. La historia no se escribe de manera fragmentadas. La historia es cronològica y continua. Por eso los errores tienen forma de cadena. Sin soluciòn de continuidad.
Desde hace años en Cambaceres, se propone por oposiciòn. En contra de. O a favor de mezquindades. Asì es imposible crecer. O al menos no deteriorarse màs. Parece mentira que, en un club que no llega al millar de socios, se encuentren tantos enemigos internos. Parece mentira que en el club, siempre estè latente el fantasma de la elecciones que son "contra natura". Se podrà hablar de que es un sistema democràtico. De que es la defensa de las instituciones. De que...Pero seràn frases decorativas. El trasfondo es la vanidad, los rencores. La mezquindad por sobre el bien comùn. Lo individual por sobre lo colectivo.
Si de verdad hay cariño por el club; Si es cierto que son capaces de escucharse, de dialogar, de madurar, habrà unidad. Se reuniràn. No importaràn los cargos, los nombres. Los rencores acumulados, ni los reproches por el pasado. Si eso pasa, serà  porque el club verdaderamente importa.
De lo contrario, no habrà tècnico, suerte, ni renovaciòn de plantel que alcance. Porque los clubes suelen reflejar en sus competencias deportivas lo que vive en su alma institucional. Y la de Cambaceres està enferma hace mucho. Que se cure, depende pura y exclusivamente de que se unan todos los que autènticamente lo  quieren.
Por su rica historia. Y por su preocupante futuro.