Suele ser habitual cada vez que se juega un partido en la cancha de El
Porvenir. La Policía
de esa jurisdicción es muy rigurosa con el control de ingreso al estadio cuando
se trata de un partido a puertas cerradas y esta vez no fue la excepción. Los
uniformados se pararon en el portón de ingreso y, listado en mano, se
encargaron de controlar que no ingresa ninguna persona que no estuviera
debidamente autorizada.
Lo que pareció una exageración fue la cantidad de efectivos en ese
lugar: cinco de Infantería, cuatro
oficiales femeninas y otros tres
masculinos. ¿Para controlar a quién?
Siguiendo con las incoherencias, en la platea se ubicaron, sentados,
cinco uniformados de Infantería. ¿Para separar a quienes?