No fue el arranque esperado en el Mundial. Para nada. Un
empate ante la debutante Islandia es claramente un mal resultado. El objetivo
era ganar y no se pudo. Lo buscó Argentina hasta el final por todos lados. Tuvo
un dominio casi absoluto de las acciones y, por consiguiente, la tenencia de la
pelota. Pero no estuvo preciso. Faltó sorpresa, faltaron asociaciones de juego
para
romper a una defensa que tuvo dos líneas de cuatro y que nunca se apartó de su
libreto.
Argentina tuvo errores garrafales en defensa en el primer
tiempo y lo pagó con el gol de su rival cuando logró ponerse en ventaja.
Después hizo todo el gasto, pero no le alcanzó. Increíble el karma de Messi. Ni
siquiera de penal pudo un jugador que no suele fallar.
El empate complica porque ahora se vienen rivales más duros
y habrá obligación de triunfar para no sufrir. Arrancó el Mundial para
Argentina. Pero las sensaciones son ambiguas. Me mereció ganar pero no se pudo.
Y ahora no tendrá margen de error.