Por JORGE DANIEL TESTORI
Era un verano ardiente de ese enero del año 1927 y a la vez, las arcas financieras de nuestra benemérita Sociedad de Bomberos Voluntarios de Ensenada estaban congeladas, sin un solo peso, tan necesario para el funcionamiento en custodia de la vecindad ensenadense.
En esta situación se presenta ante la Comisión Directiva un tal Sr. Delavalle proponiendo la realización de una fiesta taurina y doma de potros en beneficio de la querida Institución bomberil.
La manzana comprendida entre las calles Sarmiento, Eva Perón, Perú y Alem (que el club Defensores de Cambaceres supo utilizar dos años mas tarde como campo de deportes) justo frente a la hoy Plaza San Martín (en ese entonces cancha del club Conservación y Tráfico), fue acondicionada para la fiesta taurina.
Ante un público desbordante y eufórico los ejemplares miuras traídos por el Sr. Delavalle demostraban una escasa y renuente combatividad, haciendo de la tan promocionada reunión un fracaso como espectáculo hasta que...un conocido vecino de la ciudad, el jocoso andaluz Carrasco, se provee de un capote colorado y con toda hidalguía ingresa al ruedo provocando con su insolencia a la pacífica manada con sus cabriolas humorísticas.
Pero...uno de los toritos se embroncó de verdad y al valiente Carrasco no le alcanzaban las patitas para llegar al burladero, tirarse de cabeza y escapar de la insidiosa cornamenta.
La hilaridad general del público por la actuación del andaluz y los posteriores comentarios en los bares y casas de familia de todo el poblado justificaron el evento y la excelente recaudación lograda para nuestros amigos Bomberos Voluntarios de Ensenada.