Por FRANCO PICATTO
Cambaceres resolvió un partido intrincado en una cancha mal aspectada para los de Ensenada. La tercera visita a la casa de Atlas fue la vencida para superar a Central Ballester con gol de cabeza del “Oso” Esteban Coronel. Mentalidad de acero y dientes apretados para sostener un invicto calibrado hacia la punta del torneo.
La austeridad se ausenta por estos días en Cambaceres. El “Rojo” celebró los 100 años proyectando una posteridad consagrada en vientos de cambio para marcar un norte. El rumbo futbolístico lo encontró hace rato, y lo respalda un invicto sin justicia por la ingrata recompensa de no poder acompañar esta consistente racha con el liderazgo del torneo Clausura. Luego de una semana aturdida por sucesivas fiestas, este equipo volvió a demostrar dosis de sobriedad.
Ser sobrio es un atributo que cotiza en bolsa para un equipo candidato. Las pretensiones de protagonismo se extiende a todos los equipos de la categoría, pero sólo algunos pueden darse el lujo de combinar oficio y concentración. Ayer, este equipo volvió a hacer un culto de la posesión en el primer tiempo, y después se dedicó a replegarse ante la persistencia de los ataques rivales. Mucho pelotazo y poca elaboración en Ballester, aunque esos avances esporádicos pusieron en riesgo el arco propio.
Para ejemplificar ese riesgo hay que puntualizar un tiro en el palo producto de otro cabezazo, en el mismo arco dónde Coronel logró conectar el testazo goleador. Buenas respuestas de Volpicello que alejaban el peligro y lograban aferrarse a esos 3 puntos de oro. Sin perderle pisada a los escapados en la punta, Cambaceres sigue liderando la tabla general. Estos jugadores promueven ganar en cualquier cancha sin temor a especular ni rifar una victoria segura. Demuestra abundancia de recursos en una categoría austera y un funcionamiento ordenado que le permite tener baches sin tropezar. La fiesta del centenario pasó, pero Cambaceres sigue a todo ritmo.